domingo, 16 de diciembre de 2007

Quien Soy

Cuando a uno le preguntan quien es uno suele responder un nombre. Pero el nombre no es uno; el mapa no es el territorio. ¿Qué puedes responder frente a esta pregunta capciosa?.

"Soy".

Si, "soy". Lo sé. Yo sé que "soy". Los otros también saben que "soy", pero de la manera en que ellos creen que "soy". Yo creo que "soy" de una manera también específica, no creo que más o menos acertada que el "soy" que tienen terceros de mi. Entonces cuando te preguntan "quien eres" no puedes responder desde tu "soy" porque probablemente no sea exactamente el mismo "soy" que otros ven.

"Soy" no es suficiente.

¿Qué hacer en esta situación?. Hay ciertas escuelas psicológicas y filosóficas que defienden una cierta personalidad, una organización dinámica, en el interior del individuo, de los sistemas psicofísicos que determinan su conducta y su pensamiento característicos. Hay otras que proponen que la personalidad no existe, que somos solamente un conjunto de aprendizajes (algunos más fáciles que otros gracias a nuestras predisposiciones genéticas) los cuales cambian frente a situaciones y a medios específicos... ¡Pero siguen habiendo muchos "soy" dependiendo de las perspectivas de mis conductas!.

Al final, entonces, uno sólo puede hablar de su "soy". ¡Pero esto también es difícil!. Mi "soy", para mi, es las cosas que hago, las cosas que me permiten reconocerme a mi mismo, las cosas que me gustan y me disgustan, etc.

Entonces, ¿quién soy?...

Para empezar "soy" crítico, muy crítico. Me gusta la crítica ácida, descarnada, me motiva a criticarme y criticarlos. Me gusta ese ejercicio intelectual. Lejos lo que más me gusta es mirar, sentir, oler, degustar. Todo esto me permite escribir y disfrutar de nuevo cuando leo lo que escribo. En verano me encanta tenderme en las plazas y estirar la mano hacia el cielo, tratando de agarrar una nube. ¡La perspectiva hace maravillas!. Me gusta el olor a libro viejo, el sabor de la primera empanada de Septiembre, el frescor de la cerveza en un día caluroso, el viento tibio de verano de Paseo Ahumada a las 8 de la noche, la primera lluvia tímida de abril. Me encanta la fantasía y el arte, pero a su vez amo la ciencia aterrizada, las cosas que simplemente son y se disfrutan así nada más, sin mayores pensamientos ni lógicas ni inconcientes. Me gusta hablar de política, religión y fútbol. Me gustaría poder quedar bien con todos. Cuando me mosquean me molesto rápidamente, quiero destruir a mi (supuesto) agresor a punta de comentarios de los que después suelo arrepentirme. Prefiero pedir perdón que pedir permiso. No creo en muchas cosas, pero en las cosas que creo las defiendo con garra. Quiero a pocas personas, pero a las personas que quiero las amo. Odio a muchas personas, pero es muy posible cambiar eso. Me gusta reírme fuerte hasta llorar. Me gusta llorar cuando veo una película triste, cuando me emociono (que es seguido) y cuando abro mi corazón a otro. Siempre miro a los ojos cuando hablo con otra persona.

Parece que, dentro de todo, "soy" un hombre simple.

martes, 4 de diciembre de 2007

¿?

El otro día leía un texto que resumía los aportes de cierto teórico de la psicología humanista, en este momento no recuerdo si Maslow o Rogers. El texto decía que, si bien su aporte teórico no tenía una base exactamente empírica, hizo muchas preguntas que cambiaron la manera de ver la psicología y su aplicación clínica. Quizás yo soy muy cuadrado (lo que es altamente posible) o de verdad no hay lógica en el mundo, porque de verdad creo que si uno hace una pregunta (al menos en tanto cuanto ciencia o filosofía) usualmente intenta dar una respuesta desde una construcción:
  1. meramente lógica
  2. empírica
Entonces, ¿qué utilidad (desde la ciencia o la filosofía) tiene preguntar si vas a dejar solamente la pregunta?, ¿es digno de valor plantear una pregunta trascendente y esperar que otros la respondan?.

Y, obedeciendo mi planteamiento inicial, responderé esas preguntas:

No, no creo que tenga total valor hacer preguntas y esperar que otros las respondan. Sin duda preguntarse acerca de... bueno... todo, es necesario para el avance científico, filosófico y técnico, pero la pregunta es solamente útil cuando se encuentra una respuesta. Me parece importante a su vez reconocer que no cualquier persona se pregunta acerca de las cosas realmente importantes, pero dejarlo ahí me parece, por lo menos, mediocre. Es por eso que digo que carece de valor "total" el preguntar sin responder...

Pero si Maslow o Rogers se preguntó tanto y ahora es tan importante, podríamos preguntar un montón de cosas. A ver si en el futuro alguien se digna a responderlas y me ponen en un libro diciendo "si, este tipo se preguntó acerca de esto. ¡Pero qué ejemplo de hombre!".

Preguntas:

  • ¿Cómo es posible que hasta el día de hoy se enseñe en profundidad la teoría psicoanalítica freudiana (hace tiempo sumamente obsoleta) en las universidades, si con una mirada somera que permita reconocer los términos principales y la manera en que estos abren el paso al resto de la psicología del siglo XX bastaría?
  • ¿Por qué la "élite" de la humanidad no puede poner el bien común, el bien natural de la Tierra, por sobre su bien personal? ¿Es que acaso sus madres no los amamantaron de bebés, hijos de puta?
  • ¿Cuál es la necesidad del hombre de creer en lo que nunca ha visto (y de llevar al grado de "virtud" este insulto al intelecto), de inventar explicaciones esotéricas y dogmáticas que entorpecen cualquier avance empírico para aquello que es misterioso?
  • ¿Por qué la cultura occidental condena tanto el placer si es tan agradable? ¿Acaso fuimos fundados en la más tierna infancia de la humanidad occidental por psicóticos de mierda?
  • ¿Por qué mejor no me voy a la chucha y termino esta entrada pajera?
Ahí está mi legado a la humanidad.

PFFFFF!

Saludos!